Al recorrer la zona norte de Polonia, lo primero en que te fijas es el fuerte contraste entre los suburbios de la periferia, grises y llenos de hormigón, y los preciosos cascos antiguos magníficamente restaurados con sus históricos edificios. Nuestra primera parada en Polonia, hacia el atardecer, fue realmente impresionante. Nos llevó a un gigantesco e increíble monumento cultural. Inmerso en una magnífica y cálida luz, se erigía ante nosotros el imponente castillo de Gniew, junto con su complejo hotelero. Por suerte, mis compañeros de Polonia estaban allí para contarme todo lo que hacía falta saber: el castillo de Gniew, conocido en Alemania como Mewe, perteneció antaño a la poderosa Orden Teutónica de Alemania, además del castillo de Marienburg.