Hay personas que afirman que el aguardiente Krautinger es incluso mejor medicina que la comida. El paladar de este aguardiente, repleto de matices de hortalizas, es cosa de cada uno, pero lo que es imposible de superar es la cantidad de historias que lo rodean y que le confieren su carácter único. ¿Qué otro alimento puede jactarse de haber sido recibido en persona por la emperatriz María Teresa I de Austria en el siglo XVIII? Este acontecimiento concedió a los granjeros de Wildschönau en el valle de Hochtal, Austria, el derecho exclusivo de destilar aguardiente a partir del nabo de otoño.
Quince familias de Wildschönau, un municipio austríaco situado en la región de Kufstein in Tirol, se encargan de seguir manteniendo viva esta tradición, de modo que con el paso del tiempo este particular aguardiente se ha convertido en el símbolo de la región.